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En 1910 la alemana, Clara Zetkin, sugirió la idea de nombrar un día como: «Día Internacional de la Mujer». Ese mismo año, se llevó a cabo una conferencia de 100 mujeres de 17 países y distintas uniones y partidos políticos, en donde se acordó la conmemoración.
Hoy se cumplen 108 años en donde no solo se celebra a la mujer, sino que se reconoce que todas las personas tienen derecho a ser valoradas, respetadas y recibir un trato ético.
El Día Internacional de la Mujer se basa en 10 valores humanos, por los que se han guiado varias mujeres durante todos estos años para exigir sus derechos. Así como «Las Sufragistas», un grupo de mujeres que lucharon por el derecho al voto desde 1903.
El valor de la justicia se basa en darle a cada quien lo que le corresponde, lo que es justo. Aquí entran todos los derechos que tenemos solo por el hecho de ser seres humanos, como la libertad.
Reconocer que todas las personas somos dignas de ser respetadas y valoradas es esencial para terminar con el abuso y agresión hacia los demás.
En su lucha por el derecho al voto para las mujeres, las Sufragistas cargaron banderas verdes que representaban la esperanza. Sin esperanza, no hay razón por la cual actuar; es el alimento de la búsqueda del bien y del deseo de mejorar.
Las mujeres y los hombres somos distintos en muchos aspectos; no podemos ser iguales, pero sí ante la ley. Que no haya discriminación por sexo, raza y otros aspectos.
No se trata de una lucha de sexos, se trata de la unión y colaboración de ambos para buscar justicia y respeto hacia la dignidad de todos.
La persistencia hacia la búsqueda del bien es necesaria; si nadie busca un cambio y se propone a cumplirlo, nada pasará.
Se conmemoran los cambios positivos que se han logrado para las mujeres. Sean grandes o pequeños, se debe apreciar cada logro.
El respeto tiene muchos enemigos: la agresión, el odio y la vanidad. Respetar consiste en amar a los demás y en comprender que todos somos seres humanos dignos.
Tratar de entender a los demás o «ponerse en los zapatos de los demás», es tener la humildad de aceptar que no solo existo «Yo».
Odiar al agresor no resuelve nada; caemos en un espiral de enojo y agresión. Hay que seguir adelante y aprender de los errores.
Ha sido más de un siglo de la lucha por el cumplimiento de estos valores en la vida de muchísimas mujeres al rededor del mundo. En este día se conmemora dicho esfuerzo y se reconoce, principalmente, que las mujeres son capaces de realizar lo que se proponen y que son merecedoras de igualdad y respeto.
Tal vez en otros 100 años tengamos más cambios positivos que podremos recordar y celebrar. Aun faltan muchas cosas que se deben mejorar, lo importante es continuar y mantenerse unidos hacia la misma meta: la igualdad y el respeto hacia los derechos de las mujeres.
