¿A que no sabías que, en astronomía, existe una verdad asombrosa del universo? Al observar cualquier objeto en el espacio, ya sea una estrella cercana, una galaxia lejana o la luz remanente del Big Bang, siempre lo vemos como era en el pasado. Esto no es fantasía, sino una consecuencia inevitable de que la luz tiene velocidad finita.
Luz, tiempo y distancias cósmicas
La luz viaja aproximadamente 299,792 kilómetros por segundo en el vacío. Aunque esto es asombrosamente rápido, no es instantáneo. 
Así que cuando miramos al Sol, lo vemos tal como estaba hace unos 8 minutos y 20 segundos. Cuando miramos la Luna, la vemos como estaba hace poco más de un segundo. Estrellas más lejanas pueden mostrarse como eran hace años, décadas, siglos o miles de años. 
Galaxias antiguas y el universo temprano
Gracias a telescopios modernos como el James Webb o el Hubble, los astrónomos han logrado observar galaxias que existían hace miles de millones de años, cercanas al comienzo del universo.
El universo como máquina del tiempo (crédito: Pexels @Adrian Monserrat)
Estas observaciones permiten a los científicos “ver el universo como era”, comprender cómo se formaron las primeras galaxias, cómo evolucionaron los elementos químicos y cómo cambió el medio interestelar con el tiempo.
Nuestro “presente”
No podemos ver cómo son esos objetos en el ahora sino cómo fueron cuando esa luz salió de ellos. Cuando observamos objetos extremadamente lejanos, como el fondo cósmico de microondas, estamos recibiendo luz que proviene de un momento muy temprano del universo, unos 380,000 años después del Big Bang, cuando el universo se volvió transparente a la radiación.
En algunos casos, lo que vemos ya no existe como lo vemos: la estrella pudo haber explotado, la galaxia pudo haber cambiado forma, parte de ella pudo haberse destruido. Pero hasta que su luz llegue a nosotros, no podemos saberlo.
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