El piloto británico de Fórmula 1 Lewis Hamilton comunicó hoy, a través de redes sociales, el fallecimiento de su querido bulldog francés Roscoe, de 12 años. Esto ocurrió luego de una intensa lucha contra una neumonía que lo había dejado en estado crítico.
En su publicación, Hamilton relató que Roscoe pasó cuatro días conectado a soporte vital. Sin embargo, la enfermedad empeoró, obligándolo a tomar “la decisión más difícil” de su vida: despedirlo. Según el piloto, el perro murió en sus brazos la noche del domingo 28 de septiembre. 
Roscoe luchó hasta el final
Hamilton describió a Roscoe como uno de los más hermosos regalos que la vida le dio. Además, expresó profundo agradecimiento por todo lo que compartieron. Dijo que jamás había tenido que enfrentar el momento de dejar ir a un compañero de esa forma: “Bringing Roscoe into my life was the best decision I ever made… He never stopped fighting, right until the very end.” 
Roscoe no era un perro cualquiera en el entorno del automovilismo. Con más de 1.4 millones de seguidores en Instagram, solía acompañar a Hamilton en varios eventos y en la zona de paddock durante los Grandes Premios. Su rol fue tan visible que incluso formó parte del filme reciente de la F1.
La F1 se solidariza con Hamilton (créditos: @lewishamilton)
Un ícono también en redes sociales
La noticia ha generado una ola de condolencias de la comunidad del deporte motor. La cuenta oficial de la F1 publicó en X (antes Twitter) un mensaje de homenaje: “Roscoe fue una verdadera estrella por derecho propio… nuestros pensamientos están con Lewis en este momento tan difícil.”
Este trágico episodio ocurre pocos días después de que Hamilton anunciara que se había retirado de una prueba de neumáticos en Mugello. Lo hizo para acompañar a Roscoe en el hospital cuando su estado había empeorado. 
Hamilton también recordó a otro de sus perros, Coco, que murió en 2020. Admitió que jamás había tenido que enfrentar una decisión tan dolorosa como la de permitir que Roscoe descansara. 
Aunque Roscoe ya no esté, su huella queda marcada no solo en la vida de su dueño. También en la memoria de todos los aficionados que lo conocieron.
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