La transformación digital en la región avanza a pasos acelerados, y con ella también crece la exposición de las empresas —sin importar su tamaño o sector— a los riesgos del delito cibernético. Según WTW, firma líder en consultoría global, corretaje y soluciones, Centroamérica enfrenta actualmente un panorama de amenazas y mayor exposición a ataques cibernéticos complejos y costosas, que demandan preparación, resiliencia y respaldo financiero.
Explicó Ana Milena Barreto, Head of Finex Retail para Centroamérica en WTW. “Los ataques más comunes que vemos actualmente son la violación de datos por eventos maliciosos, el ransomware —que continúa siendo la pérdida más costosa en promedio— y los errores humanos en el manejo de información. Estos incidentes afectan a sectores críticos como salud, manufactura, educación y banca, pero ningún sector está exento”.

En Guatemala, la amenaza de ciberataques adquiere un peso particular debido al peso que tienen las pequeñas y medianas empresas en la economía nacional. Muchas de ellas gestionan información sensible de clientes y proveedores, pero carecen de los recursos suficientes para enfrentar un ciberataque por cuenta propia. Un evento de este tipo puede ocasionar pérdidas económicas, demandas legales e incluso la interrupción total de sus operaciones.
Ciberresiliencia y protección financiera
WTW señala que los ciberdelincuentes identifican vulnerabilidades con gran rapidez y aprovechan cualquier oportunidad de acceso. Por eso, es fundamental que las compañías guatemaltecas fortalezcan su ciberresiliencia, entendida como la capacidad de detectar, contener y responder a incidentes mediante procesos, tecnología y personal capacitado.
Sin embargo, incluso las compañías que invierten de manera significativa en ciberseguridad se enfrentan a un riesgo residual que podría poner en peligro la continuidad de sus operaciones. Para cubrir ese espacio, WTW recomienda contar con pólizas de ciberseguro, diseñadas para ofrecer protección integral en dos niveles:
- Cobertura frente a terceros: incluye responsabilidades legales derivadas de un mal manejo de datos, ataques maliciosos o incumplimiento de normativas de protección de información.
- Cobertura de pérdidas propias: protege contra ciberextorsión, interrupción del negocio y gastos relacionados con la respuesta a incidentes. Esto incluye la contratación de expertos para contener y mitigar daños.
“Una póliza de ciberseguro no sustituye la inversión en seguridad digital. Es esa última capa de protección que permite cerrar brechas y también garantizar continuidad de los negocios”, destacó Barreto.
Cada vez más empresas guatemaltecas destinan presupuestos específicos para fortalecer su madurez en ciberseguridad y adquirir pólizas especializadas. Este cambio demuestra una creciente conciencia empresarial sobre la importancia de integrar la gestión del riesgo digital dentro de su estrategia empresarial.
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