La pandemia del COVID-19 nos ha enseñado lo importante que es valorar el tiempo que tenemos con nuestros seres queridos y por eso que queremos compartirte la historia de Sam Reck, un hombre que decidió arriesgar su vida para pasar aunque sea unos minutos con su esposa con coronavirus.
Después de pasar 30 años al lado de su esposa, Alice JoAnn, Sam Reck arriesgó su vida para despedirse de ella por una última vez. Ambos se conocieron luego de que Alice decidió ir a una fiesta tras varios meses de luto por haber perdido a su primer esposo. Luego de muchos años de casados, la estadounidense fue diagnosticada con demencia.
Durante la pandemia del COVID-19, Sam no podía visitar a Alice y debían de realizar videollamadas. Después de cuatro meses sin poder verse, Alice se enfermó de coronavirus y tuvo que ser trasladada a un hospital.
La condición de Alice estaba empeorando y dadas las circunstancias, Sam solicitó un permiso especial para que le pidieran despedirse de su esposa. Sin importar el riesgo, sostuvo su mano por una última vez, mientras le decía lo mucho que la amaba.
Lastimosamente, tres semanas después pasó lo que la familia y doctores temían; Sam falleció de coronavirus a sus 90 años. El hijo de Alice, Scott Hooper, mencionó a un periódico local que Sam le había dicho que no se arrepentía de haber visitado a su esposa.
«Después de que dio positivo a Covid-19 le pregunté si se arrepentía de haberla visitado en el hospital. Sin dudarlo respondió: ‘Ni por un segundo’. Dijo que sin importar lo que pasara se sentía feliz de haberse despedido y sostenido su mano una vez más.
Gracias, Sam, por todo lo que hiciste por nuestra familia y por amar tanto a mi mamá. Te amamos. Sé que te has reunido con ella y ahora tocan ‘bluegrass’ juntos.»
Scott Hooper, hijo de Alice JoAnn