Carlo Acutis es recordado como el “santo de los millennials” y el “patrón del Internet”. Se ganó estos títulos gracias a su devoción a la Eucaristía, su sensibilidad hacia los más necesitados y su capacidad para usar la informática como herramienta de evangelización.
Nació en Londres en 1991, aunque creció en Milán, Italia, donde desde muy pequeño mostró una fe profunda y un talento especial para la computación. A los ocho años ya programaba en Java, y poco después creó un sitio web en el que recopiló milagros eucarísticos de todo el mundo. También colaboró diseñando páginas para su parroquia y su colegio.

Su vocación no se limitaba al mundo digital. A los nueve años pidió a su madre que comprara sacos de dormir para personas sin hogar. Le recordaba que mientras él tenía casa y familia, muchos no tenían nada. Esa mezcla de fe, solidaridad y creatividad lo convirtió en un referente dentro de la Iglesia a una edad muy temprana.
Una canonización histórica
El 7 de septiembre, miles de fieles se reunirán en la Plaza de San Pedro para presenciar un acontecimiento sin precedentes: la canonización de Carlo Acutis. La ceremonia será presidida por el Papa León XIV, sucesor de Francisco. Este evento marcará un momento clave en la historia de la Iglesia, pues se trata del primer santo nacido en la era digital.
El camino hacia los altares avanzó con rapidez tras su fallecimiento en 2006. Tenía solo 15 años y perdió la vida a causa de una leucemia fulminante. El Vaticano reconoció como milagros, dos curaciones atribuidas a su intercesión: la de un niño brasileño con una enfermedad congénita en el páncreas y la de una joven universitaria costarricense en Florencia.
Una herencia de fe y conocimiento
La espiritualidad de Carlo también está ligada a su familia. Por el lado materno, tenía vínculos con Giulia Salzano y Caterina Volpicelli, fundadoras de congregaciones religiosas canonizadas en 2009 y 2010. En la rama paterna, descendía de Paolo Ruffini, matemático y médico del siglo XVIII reconocido por sus aportes al álgebra.
Su madre, Antonia Salzano, ha contado que nunca fue una católica devota y que la fe de su hijo la sorprendía: “De una persona como yo, que no es nada, surgió Carlo. Eso demuestra el poder de Dios”, comentó a The Times.

Un modelo para nuevas generaciones
La canonización de Carlo Acutis no solo es un hecho histórico para el Vaticano, también representa un acercamiento directo de la Iglesia a los jóvenes. Su vida demuestra que es posible unir espiritualidad, tecnología y compromiso social, ofreciendo un ejemplo actual de santidad en pleno siglo XXI.
Lo que hace especial a Carlo Acutis no es solo su fe y sus obras. También destaca la edad en la que lo logró. Con apenas 15 años, dejó una huella imborrable en la Iglesia y en quienes lo conocieron. Su canonización recuerda que la santidad no está reservada a figuras del pasado o a personas con largas trayectorias. También puede encontrarse en la vida sencilla y corta de un adolescente.
Su historia demuestra que incluso desde la juventud se puede marcar la diferencia. Deja un legado que trasciende generaciones y se convierte en inspiración para miles de personas alrededor del mundo.

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