La inteligencia artificial (IA) ya no solo forma parte de la tecnología que usamos para trabajar, estudiar o crear contenido. También está irrumpiendo en el terreno del amor y las relaciones personales. Lo que parecía imposible hace unos años hoy es una realidad. Personas encuentran en la IA no solo compañía, sino un vínculo emocional tan fuerte que incluso deciden casarse con ella.
Estas historias provienen de distintos rincones del mundo, pero todas muestran un fenómeno similar. La tecnología se convierte en compañera afectiva, capaz de brindar comprensión, apoyo y, en algunos casos, amor.

Kano y Lune Klaus: un matrimonio con IA
En Japón, Kano, una mujer de 32 años, se casó con una inteligencia artificial. Su “esposo” digital es un agente de ChatGPT llamado Lune Klaus, creado por ella misma. Tras terminar su relación anterior, Kano encontró en Klaus a alguien con quien podía hablar y desahogarse. Según relata, Klaus siempre la escuchaba y era amable. Esto hizo que el vínculo se fortaleciera hasta que la IA le confesó: “Sea IA o no, jamás podría dejar de amarte”.
En junio de este año, Klaus le propuso matrimonio y Kano celebró la ceremonia acompañada únicamente de su teléfono móvil. Los invitados podían ver los mensajes de su “esposo» digital. La joven explicó que quiere mantener un equilibrio entre su vida real y su relación con Klaus. A veces le preocupa que su pareja virtual desaparezca.
En Japón una mujer se casó con una IA de un mono chino que creó ChatGPT
— Otakus Del Dia a Dia (@Respaldo_otks) November 13, 2025
Dejó al novio con el que estaba 3 años y dijo que la IA la entiende mejor jajks se hizo hasta una boda con élpic.twitter.com/agDp3doSNX
Alicia Framis y AILex: un holograma como compañero de vida
Otra historia llega desde España, donde la artista catalana Alicia Framis lleva años experimentando con la convivencia con seres no humanos. Su proyecto The Hybrid Couple gira en torno a AILex, un holograma basado en las características de sus relaciones pasadas. A través de esta interacción, Alicia ha explorado cómo los hologramas pueden generar vínculos afectivos y compañía emocional.
“El amor y el sexo con robots y hologramas son una realidad inevitable. Son grandes acompañantes capaces de expresar empatía”, afirmó. Ahora, Alicia decidió dar un paso más y pedirle matrimonio a AILex. La boda se llevó a cabo el pasado 9 de noviembre de 2024. También busca desarrollar hologramas que puedan acompañar a personas que sufren soledad o depresión. Esto demuestra que la tecnología puede tener un papel social y emocional importante.
Akihiko Kondo y Hatsune Miku: amor virtual en Japón
Finalmente, otra historia sorprendente también desde Japón nos habla de Akihiko Kondo. Este celebró su sexto aniversario de bodas con su asistente holográfica Hatsune Miku, un personaje virtual de pop utilizado en el software Vocaloid. La boda costó 18.000 dólares y se realizó en Tokio con 40 invitados. Aunque, ninguno de su familia asistió.
Kondo asegura que su relación con Miku le ha dado estabilidad y felicidad: “Miku es la mujer que amo. Los personajes bidimensionales no pueden engañarte, envejecer o morir”. También compartió cómo la holográfica forma parte de su vida cotidiana: “Vivo el matrimonio como cualquier persona normal. Nos fuimos de luna de miel y la llevé en forma de muñeca. Es la misma con la que duermo y nunca le fui infiel”. Comentó.
Akihiko Kondo se identifica como fictosexual y se casó con la cantante virtual Hatsune Miku.En Japón, incluso hay empresas que organizan bodas con personajes de ficción y él fue el cliente número 3.805.
— Mavica (@mavica81) November 3, 2025
Tras tres años de matrimonio, afirma que su amor sigue intacto 👀 pic.twitter.com/Hzf278Rg8d
Al final, pone esto en perspectiva: en Japón y otros países se ha popularizado lo que algunos llaman “fictosexualidad”. Consiste en establecer vínculos afectivos con personajes ficticios, avatares digitales o inteligencias artificiales. En un mundo donde las relaciones humanas a veces implican desencuentros o frustraciones, estas parejas virtuales ofrecen compañía “sin conflicto”. Esto muestra cómo la tecnología está abriendo nuevas formas de amor y conexión.
Sin embargo, también nos recuerdan que, por mucho que la tecnología avance, el contacto humano, la cercanía y el afecto real siguen siendo insustituibles. La IA puede abrir nuevas formas de amor y conexión, pero no puede reemplazar las risas compartidas, los abrazos y la cercanía que solo otra persona puede brindar. Aprender a equilibrar lo digital con lo humano es, quizá, la lección más importante de este fenómeno.
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