El pasado 4 de noviembre de 2020 el Ministerio de Gobernación de Guatemala dio a conocer la captura de cuatro presuntos responsables de haber abusado sexualmente de una menor de 12 años con problemas de adaptación en San Carlos Alzatate, Jalapa, Guatemala.
«Los detenidos son Alexander Nájera y Nájera, de 22 años, Henry Rodolfo Nájera Méndez, de 35, Elmer Antonio Nájera y Nájera, de 28 y Santos Ciriaco Nájera Jiménez, de 34, sindicados del delito de violación, según las órdenes de captura giradas por el Juzgado de Primera Instancia Penal de Narcoactividad y Delitos Contra el Ambiente Jalapa, de fecha 15 de junio de 2020», indicó el Ministerio Público de Guatemala.
Según el informe, los cuatro individuos son familiares, sin embargo se desconoce su relación con la menor. Dadas las circunstancias se puede suponer que la víctima se presentaba en una situación extremadamente vulnerable.
La importancia de denunciar
Este caso presentado ante el Ministerio Público resalta la importancia de la denuncia de los delitos sexuales. No solo previene que los mismos individuos continúen abusando de la menor, sino que busquen más víctimas.
Julia Bondanza, psicopedagoga, mencionó en una entrevista con El País de los Jóvenes que nunca hay que esconder un abuso sexual porque el abusador que ya cometió el delito lo va a cometer de nuevo con la misma víctima o con una diferentes. Asimismo, indicó que siempre hay que creerle a los menores y no acusarlos de mentirosos.
“Ningún niño que ha sido expuesto a un abuso se va a inventar esta situación. Apunten a lo peor porque no hay exageración cuando se trata de proteger la integridad de alguien”, dijo Bondanza.
Definir e identificar un abuso
Un abuso sexual infantil es cualquier práctica sexual -que pueden ir desde tocamientos, exposición de los órganos sexuales, masturbarse o tener relaciones sexuales frente a un menor, hasta violaciones- impuestas por un adulto, independientemente de la forma en que se ejerza la coerción (violencia física, manipulación, amenazas, abuso de confianza, etc.).
Se pueden identificar un abuso sexual a través de señales físicas y emocionales y cambios de conducta, como: golpes, raspaduras, herpes, volver a mojar la cama, pesadillas, herpes, infecciones vaginales o anales, episodios de violencia o cualquier signo fuera de lo normal.
También es importante tomar en cuenta si existe alguno de estos cambios de conducta o señales cuando algún pariente, amigo o conocido está cerca del menor. Por ejemplo, el menor presenta cuadros de fiebre antes de ir a un lugar donde podría estar su abusado o cuando está cerca de su abusador se comporta de cierta forma.
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