*Foto de portada vía Infobae.
Una vez más, nos topamos con la historia de emprendimiento de un grupo de jóvenes. Al parecer, la juventud del siglo XXI se está inclinando a crear sus propios negocios, ya sea porque están persiguiendo sus sueños o porque no quieren ser asalariados.
Otros buscan emprender porque no encontraron otra alternativa, como les pasó a Franco, Leandro, Mateo y Mauricio, cuatro jóvenes argentinos con Síndrome de Down que pusieron su propia pizzería.
Se capacitaron, pero no fueron contratados
A pesar de haberse preparado en las artes culinarias, los jóvenes no consiguieron empleo. Es impresionante que aún no se reconozcan las capacidades que poseen muchas personas con Síndrome de Down, quienes son víctimas de rechazo y discriminación.
«Los chicos se forman, hacen cursos de panadería, de cocina, pero una vez que terminan su formación, no consiguen nada. Nadie los contrata,» comentó la mamá de Mateo Kawaguchi, uno de los cuatro emprendedores argentinos, a Infobae.
A pesar del constante rechazo, los jóvenes no se dieron por vencidos y decidieron poner su propio negocio de pizzería en el 2016, en el cual ofrecen servicio de catering en fiestas y eventos.
«En julio del 2016 realizamos nuestro primer evento para 50 personas. Desde entonces nos juntamos todos los miércoles para hacer la producción y coordinar la agenda semanal», mencionan los jóvenes en su página web.
«Somos perejiles, pero no tontos»
Su negocio, con el nombre «Los Perejiles», ha tenido mucho éxito. Durante su primer año, su servicio fue contratado para 250 eventos de todo tipo. Actualmente, tienen la capacidad de cubrir eventos de 600 personas y tienen un equipo de 20 personas con muchas ganas de superarse.
Leandro López, uno de los cuatro jóvenes, le explicó a Infobae por qué el nombre de «Los Perejiles»: «Quería algo que sonara gracioso. Y yo dije ‘¡Perejiles!’. Somos perejiles, pero no tontos.»
Amigos y compañeros de trabajo
Dentro de la cocina, los jóvenes se organizan de maravilla. Franco y Mateo cortan el queso en pequeños trozos hasta llenar un recipiente. Mauricio dobla las servilletas y Leandro, quien coordina al grupo, esparce la salsa de tomate encima de las masas.
Leandro, Mateo, Franco y Mauricio son excelentes socios y compañeros de trabajo, pero lo mejor de todo es que son amigos. Les gusta ir al cine, pasear y comer juntos.
«Los Perejiles» es un logro que continúa creciendo y mejorando, pero más que nada continúa alimentado a las personas no solo de pizza, también de esperanza, ilusión y alegría.