En la actualidad, hablar de alimentación saludable se ha vuelto muy común. A diario aparecen nuevas dietas, retos y métodos que prometen resultados rápidos, pero muchas veces se pasa por alto algo fundamental: mantener un equilibrio que sea realmente sostenible en el tiempo.

¿Qué significa una alimentación equilibrada?
Una alimentación equilibrada es aquella que aporta todos los nutrientes que el cuerpo necesita para funcionar correctamente —ni más ni menos—. No se trata de eliminar grupos de alimentos ni contar calorías obsesivamente, sino de mantener un balance entre calidad, cantidad y frecuencia.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), una dieta saludable debe incluir:
- Frutas y verduras (al menos 400 g al día).
- Cereales integrales como avena, arroz integral o pan de grano entero.
- Proteínas magras, como pollo, pescado, huevos, legumbres y frutos secos.
- Grasas saludables, presentes en el aguacate, aceite de oliva, semillas y frutos secos.
- Agua suficiente, evitando el exceso de bebidas azucaradas o alcohólicas.

Por qué evitar las dietas extremas
Las dietas extremas —como las que eliminan por completo los carbohidratos o reducen drásticamente la ingesta calórica— pueden parecer efectivas al principio, pero a largo plazo perjudican la salud física y mental.
Estudios del National Institute of Health (NIH) señalan que las restricciones severas provocan:
- Pérdida de masa muscular.
- Déficit de vitaminas y minerales.
- Efecto rebote (recuperar el peso perdido rápidamente).
- Ansiedad, irritabilidad y relación poco saludable con la comida.
El cuerpo necesita energía constante y nutrientes variados. Cuando se le priva de ellos, se ralentiza el metabolismo y aumenta el riesgo de enfermedades metabólicas.

Consejos para lograr un equilibrio real
- Come de todo, pero con moderación. Ningún alimento es “malo” si se consume con medida.
- Prioriza lo natural. Opta por alimentos frescos y minimiza los ultraprocesados.
- Escucha tu cuerpo. Aprende a distinguir el hambre real del hambre emocional.
- Muévete. Una alimentación equilibrada se complementa con actividad física regular.
- Descansa bien. Dormir entre 7 y 8 horas favorece el metabolismo y el control del apetito.

Lo importante es la constancia
Adoptar una alimentación equilibrada no significa hacer sacrificios temporales, sino construir hábitos sostenibles. Comer bien no debería ser un castigo, sino una forma de cuidar tu cuerpo y sentirte con más energía.
Recordemos que la verdadera salud no se mide solo en kilos, sino en bienestar físico y mental.
¡Sigue a El País de los Jóvenes en Instagram, TikTok y YouTube para más contenido positivo!


