Cuando escuchamos “ámate primero”, muchos lo interpretan como un permiso para desconectarse del mundo, cortar vínculos o volverse completamente autosuficientes. Pero no, el amor propio no te convierte en una isla… te convierte en un mejor puerto. Amar(te) no te aleja de los demás: te enseña a querer sin perderte, sin rogar migajas y sin darle tu paz a quien no sabe sostenerla.
El amor propio no es egoísmo: es equilibrio. Y ese equilibrio también es una forma de amar a quienes te rodean.
Cuando te quieres bien, eliges mejor
Una persona con amor propio no se aísla, no se vuelve fría ni distante. Todo lo contrario: se vuelve más consciente de sus límites, de sus necesidades y del tipo de relaciones que merece. Desde ese lugar, conecta desde la abundancia, no desde el vacío.
Cuando tú te quieres, no aceptas tratos que te rompen. No te quedas donde no te valoran, y tampoco intentas forzar lo que no fluye. El amor propio te da claridad para no confundir intensidad con cariño, compañía con dependencia o sacrificio con amor.
Y esto no solo te beneficia a ti: también beneficia a quienes entran en tu vida. Porque cuando estás bien contigo, no pones el peso de tu felicidad sobre los hombros de nadie. No haces responsable a otro de sanar tus heridas, ni esperas que alguien llene espacios que tú mismo no has querido mirar.

Amarte te expande, no te encierra
Amarte no es construir un muro; es tener una base sólida para construir puentes. Quien practica el amor propio se vuelve más empático, más paciente, más real. Se atreve a poner límites sin miedo a perder, porque ya no se pierde a sí mismo tratando de agradar.
El amor propio te ayuda a amar mejor porque te enseña a elegir la paz sobre el drama, la sinceridad sobre las ilusiones y las relaciones recíprocas sobre los vínculos desgastantes. No te hace querer menos: te hace querer con más intención, más conciencia y más verdad.
En pocas palabras: el amor propio no te aleja del amor… te prepara para recibirlo y para entregarlo sin dejarte a ti en el proceso. Así que no te sientas mal por priorizarte: quien te quiera bien celebrará que lo hagas. Y quien no… solo confirma por qué era necesario hacerlo.
¡Sigue a El País de los Jóvenes en Instagram, TikTok y YouTube para más contenido positivo!


