A pesar que siempre se ha explicado que existen cinco sentidos tradicionales, estos no son los únicos que el ser humano utiliza en su día a día. Estos cuatro sentidos «no tradicionales» restantes han sido establecidos por la ciencia en diversas ocasiones.
Realmente, lo más difícil para la ciencia no ha sido el establecer a estos sentidos alternos, sino que ha sido complicado explicar de qué se trata y cómo funcionan, ya que pueden ser la combinación de otros sentidos tradicionales, pero que tienen un punto exacto en el cerebro para procesar la información, sin el cual dejarían de existir estas sensaciones.
Los cuatro sentidos restantes son:
Termocepción
Esto se refiere a la habilidad que tiene el cuerpo de percibir el calor y el frío, incluyendo la piel y los órganos internos. A pesar que no se ha definido por completo cómo funcionan estos receptores de temperatura, existen animales con estos termoreceptores que les permiten conocer la dirección del viento y cazar a sus presas.
Sentido del movimiento
De acuerdo con diversas investigaciones, esto se conoce como sistema vestibular, el cual informa al cuerpo sobre su balance y su aceleración, lo que permite sentir el movimiento y la dirección en la que el cuerpo se orienta, por ejemplo, cuando debes mantener el equilibrio.
Este sistema se encuentra en el oído interno, y percibe la aceleración angular y la aceleración linear, que en conjunto permiten percibir la gravedad.
Nocicepción
Este sentido permite percibir el dolor fisiológico. De acuerdo con los científicos, existen tres tipos de dolor: en la piel, en articulaciones y huesos, y en los órganos internos. El dolor se registra en el córtex del cíngulo anterior, en el cerebro y no es una cosa subjetiva como se creía con anterioridad.
Propiocepción
También conocido como sentido cinestésico, es el que informa al organismo sobre la posición relativa de partes del cuerpo, lo que permite conoce la dirección y rango que pueden tener los movimientos, lo que ayuda a reaccionar de forma rápida a ciertos estímulos.
Por ejemplo, los neurólogos utilizan una prueba similar con sus pacientes, en la que se les pide que cierren los ojos y se toquen la punta de la nariz. De funcionar correctamente, se puede decir la información acerca de dónde se encuentra la nariz fue transmitida de forma correcta a la corteza parietal del cerebro.