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El Don de Discernir entre el Bien y el Mal

febrero 19, 2019
Historias de FE Vida, 
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El cielo no puede tener dos soles, ni la tierra dos amos. 

Alejandro Mago

La tierra, mejor dicho, el hombre se ha desenvuelto en una sociedad y en la que poco a poco la convivencia entre ellos se ha ido moldeando.

Esta convivencia implicó establecer ciertos límites y reglas que han trascendido y evolucionado a lo largo de la historia.

A medida que el ser humano se fue desarrollando también fue aprendiendo y formando criterio; entendiendo mejor el por qué de un  comportamiento adecuado, no solo por su propio bien sino por el bien de todos.

El ser humano, fuera de las discrepancias sobre su creación, ha nacido con capacidad de discernir entre el bien y el mal. Es decir el hombre tiene la capacidad intelectual de saber la diferencia entre lo bueno y lo malo.

El lado oscuro del ser

Sin embargo, «parece»que el mundo y la sociedad entró en una etapa en la que está perdiendo esa conciencia o el don de discernir. ¿Estarán confundidos o  su lado oscuro ha salido a relucir?

Será posible que los sentimientos de avaricia, poder, la mentira, la vanidad, la sexualidad entre otros estén superando la parte buena del ser?

Lo que más asusta de todo esto es que estas personas aparentan luchar por una causa justa pero al mismo tiempo le pierden total respeto a la vida e integridad de otros seres humanos iguales a ellos.

El bien y el mal han existido desde siempre 

El jin y el jan, la luz y la oscuridad, el cielo y el infierno, todos haciendo referencia a la diferencia entre uno y otro actuar.

No se ha  determinado la edad exacta que tiene el hombre sobre la faz de la tierra; lo que sí podemos saber es que llevamos millones y millones de años de práctica y conocimiento para saber la diferencia entre ambos.

Pero la sociedad parece que no ha aprendido, es decir, no logramos equilibrar nuestros sentimientos. Si bien es cierto, hay momentos en la vida que el enojo  y la impotencia  hace pensar o decir ciertas cosas pero no quiere decir que eso nos faculte para destruir a cualquiera que se nos ponga enfrente.

Cain mató a Abel

Caín cometió un crimen, mató a su hermano por envidia.

Si lo vemos como una metáfora Caín representa un sentimiento de maldad y envidia que corrompió su ser y decidió matar a su hermano Abel; un ser alegre, justo, bueno y armonioso.

Un mundo lleno de rencor, odio, avaricia y corrupción es a lo que nos estamos enfrentando hoy.  Lo más triste y doloroso es que en muchos casos se convierten en hasta en organizaciones poderosas ya sea utilizando la violencia y otras que utilizan la sutileza.

Ves esos grupos llamados «maras» liderados por gente capaz de las peores aberraciones en contra de gente inocente.

Vaya! a propósito, se viene a la mente las organizaciones que en su lucha a favor de la corriente de género, se están convirtiendo en  los creadores de leyes para matar niños o abusar de ellos pero de una forma legal.

Leyes que favorecen la corrupción, instrumentos económicos diseñados para que las empresas apoyen sí o sí a organizaciones aún sin estar de acuerdo.

En este punto el ser humano ha perdido cualquier indicio de discernimiento; y más aún, las formas que se utilizan y los argumentos que se exponen parecieran que los han sacado del mismísimo infierno en donde todo lo malo se vuelve legal y un derecho.

El hecho de pensar en servirle al mal, asquea el alma y al espíritu pero parece que la sociedad en rebeldía por las reglas que de alguna manera fueron instauradas por un ser supremo, acepta y se congracia con lo que a todo orden natural es malo.

Si bien es cierto el ser humano le fue otorgado el derecho de decidir «libre albedrío» no significa que pueda hacer con los demás lo que le plazca pues tiene que haber una ley del universo, karma o Dios que no permite que el que decide servirle al mal sobrepase el libre albedrío de quien decidió hacer el bien.

-Es necesaria una pausa-… pues las náuseas invaden el estómago cuando vemos cómo el mal está tratando de traspasar esa línea convenciendo a muchos incautos a rebelarse ante el respeto, el amor y la decencia.

Seamos honestos, cuántas noticias hemos visto de hombres y mujeres que están luchando por el derecho a abortar (matar a un niño), derecho a la pedofilia (abuso a menores) cuyos argumentos se basan en los derechos de mostrarle amor a un menor.

Esto solo denota un menta macabra, un argumento sin sentido, un total descaro por parte de esta gente.

Tal parece que mundo debería dejar de girar, pausarse y de verdad ver que el ser humano está llegando a un punto de autodestrucción.

Muchos quizá se preguntarán: ¿En qué momento y cómo llegamos a esto?

Quizás la respuesta consecuente es que dejamos de un lado los valores enseñados hace más de dos mil años.

El mal está al acecho; hace uso de las palabras más sutiles; miente, se hace el desvalido y desprotegido, al mismo tiempo se hace ver como un ungido del cielo en quien caerán todas las bendiciones del cielo. Robará y tratará de hacer ver a la honestidad y la verdad como los seres más despreciable.

Los abuelos decían «el diablo te va a mostrar un camino fácil, en donde al principio te va a dejar hacer lo que quieras y vas a sentir una falsa felicidad pero vas a ver cómo te va a pasar la factura y más rápido de lo que pensas»

No te dejes engañar, el mal hará hasta lo imposible para que el camino del bien se vea tortuoso y miserable, mientras que el de él es un espejismo con sol y palmeras pero como todo engaño llegará a su fin y la persona sufrirá la recriminación de su propia conciencia.

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