*Foto de portada SilverKris
Muchas veces confundimos la lucha por los derechos de las mujeres con una libertad extremista y hedonista o con argumentos en contra de la ley natural. La verdadera lucha de los derechos de las mujeres es aquella que lucha por su educación, derecho de sufragio, acción ciudadana, seguridad y expresión. Es una lucha que continúa en todos los países como en Sri Lanka, un país cercano a la India en donde los hombres pueden practicar surf libremente, pero las mujeres lo tienen prohibido o son criticadas por hacerlo.
Shamali Sanjaya decidió cambiar la situación en su pueblo Arugam Bay y oponerse a las críticas y prohibiciones de la sociedad. Esta madre de 30 años de edad dirige reuniones de grupo, organiza limpiezas de playa y coordina pequeños viajes locales de surf. Para poder hacer todo esto, Shamali tuvo que luchar antes.
Su historia comienza hace 8 años cuando aprendió a hacer surf. «Ninguna mujer hacia surf en el pueblo en ese tiempo», dijo a Surfer. «Mi hermano es el surfista número uno en Sri Lanka y mi papá también es un buen surfista. Cuando mi primo me enseñó a hacer surf me dijo: ‘Shamali, pienso que tienes el surf en la sangre».
«Aca en Sri Lanka las mujeres se quedan en casa o van a la escuela. Cuidan de sus esposos y sus hijos. La gente piensa que solo las mujeres turistas hacen surf», comentó. Shamali no hacía surf con tanta frecuencia hasta que conoció a la estadounidense Tiffany Carothers. Algunos conocidos y familiares de Shamali no estaban de acuerdo, en especial su hermano.
Para evitar que su hermano la molestara, Shamali se escapaba con Tiffany cuando él no estaba en el pueblo. A veces, cuando la descubría llegaba a la playa con un palo en la mano y le pegaba a la arena, señalando que la quería fuera del agua inmediatamente.
En el 2015, Tiffany y otros surfistas australianos organizaron un evento para enseñarle a las mujeres de Sri Lanka a hacer surf. Treinta mujeres participaron, pero la noticia se esparció dos meses después y los hombres de la comunidad no estaban tan felices como ellas. Las autoridades llamaron a Tiffany y le informaron que debía parar de incentivar a las mujeres a hacer surf o la sacarían del pueblo. Además, agregaron que si quería ayudar a las mujeres de la comunidad, debía comprarles máquinas de costura.
Esto no detuvo a Tiffany. «Me di cuenta de que las chicas estaban muy desanimadas porque les encantaba estar en el agua», dijo Carothers. “Entonces comencé a ser más discreta. Íbamos a hacer surf a lugares que estaban muy lejos. Subía a las chicas en tuk-tuks y me iba en uno aparte para que no pareciera que estábamos todas juntas. Cuando hacíamos viajes de surf al sur, conseguía camionetas con ventanas polarizadas y hacía que las chicas salieran a las cinco de la mañana y se aseguraran de que no le dijeran a nadie a dónde iban. Tuvimos que ser estratégicas durante un par de años porque era prohibido. Algunas chicas realmente abandonaron el surf porque tenían miedo de lo que le pasaría a mi familia».
Con el paso del tiempo, la comunidad comenzó a apoyar a las mujeres poco a poco y a finales del 2018 el club de surf femenino de Aragum Bay se registró oficialmente como el primer club femenino de la Federación de Surf de Sri Lanka.
“Las chicas están rompiendo ese molde de cómo es una mujer típica en Sri Lanka. Están aprendiendo a despertarse temprano, hacer lo que tengan que hacer por sus hogares y aún ser respetuosas con sus esposos, aún cuidar de sus niños y sus esposos están siendo solidarios al cuidar a los niños mientras hacen surf ”, comentó Carothers.
Actualmente, Shamali Sanjaya sigue enfrentándose a algunas dificultades junto a Tiffany Carothers, pero han marcado la diferencia y esperan que pronto las mujeres de Sri Lanka puedan ejercer como profesionales de surf.