El pasado 30 de abril se presentó la famosa obra, «Monológos de la vagina» de Eve Ensler en el Teatro Nacional de la ciudad de Guatemala. La obra contó con la participación de actrices mexicanas como Cynthia Klitbo, Itatí Cantoral y Rocío Banquells; y también actrices reconocidas guatemaltecas como Liz Fernández, Dharma Morales y Paola Calderón.
Gracias a la increíble aceptación del público con la obra y el resultado talentoso de todas, quisimos hablar con las actrices guatemaltecas y su experiencia durante la obra.
Les dejamos una interesante entrevista con una de las actrices guatemaltecas: Liz Fernández.
-
¿Cómo fue la experiencia de participar con un elenco internacional?
“Fue impresionante en todo sentido. En el teatro cada función es distinta y cada función genera su propia dinámica, porque las funciones del teatro dependen mucho del público. Pero, en esta función desde la previa, se creó una tensión y emoción por muchas razones, gracias a la expectativa de las personas sobre la obra y también el hecho de compartir con 3 de las mejores actrices que existen y que yo admiro personalmente por su actuación. Además, ninguna de las 3 actrices guatemaltecas las conocíamos, entonces teníamos cierta expectativa de cómo ellas se iban a comportar con nosotras no solo en el escenario sino en los ensayos y convivencia.
Pero finalmente fueron muy amables respetuosas nos trataron de tú a tú, no tengo duda que se llevaron un buen sabor de boca de Guatemala, del público y del nivel actoral que hay en Guatemala. La verdad es que las 3 son super sencillas y amorosas, una experiencia inolvidable donde las 6 aprendimos y crecimos a partir de la experiencia de cada una».
-
¿Quién es Liz Fernandez? Cuéntanos de ti y tu trayectoria
«Yo tengo 48 años y empecé de muy chica en la danza, pase por todo, ballet, flamenco, jazz, folklórico, por todo. A los 20 años empecé en una compañía de danza y luego como actriz en obras como Evita y Los Miserables. Luego otras compañías me llamaron y desde el 2005 participó en monólogos. También soy maestra de teatro en un colegio privado, profesora de comunicaciones y actriz, pero sigo ganándome la vida en el teatro, algo que no muchas personas pueden hacer».
-
¿Para ti los artistas guatemaltecos están a la altura de los extranjeros?
«Definitivamente sí, yo tuve la fortuna de encontrarme con mi productora Marsha López que siempre ha apostado por nosotros y le apostó a una obra fuera de lo convencional. Hoy por hoy fue una gran difusión de los medios, pero hace años no publicaban la obra en los medios. Sin embargo, Marsha creyó y le apostó a lo grande. Y como me comentabas, el día de la obra se sentía que el aplauso no era solo para las actrices mexicanas sino paras las 6, pero eso se debe mayormente a la producción. Cuando la productora nos contó que ellas iban a venir, dijimos: “que alegre” pero 20 minutos después le dije a Marsha, “con suerte un gemido vamos a hacer”. Nosotras pensábamos que los monólogos más importantes se los iban a dar a ellas, pero Marsha luchó para que nuestra actuación tuviera igual de peso que ellas y no solo que fuéramos un complemento. Incluso Marsha me llamó para preguntarme si a mi me interesaba hacer La Burka y yo sin dejarla terminar y antes de que se arrepintiera le dije que si”.
-
¿Cómo fue la experiencia con las artistas mexicanas?
“Ellas fueron muy respetuosas, amorosas y amables, desde los ensayos estaban impresionadas y nos lo decían. Por ejemplo, La Burka es un monólogo que no se hace en México, ni «La Faldita corta», y durante el ensayo que lo hice sin La Burka ellas mismas dijeron que estaban encantadas y comentaron sobre la fuerza del monólogo, incluso durante un momento del ensayo, Itatí Cantoral saco La Burka, pero a ella no le pasaba y se la puso tratando de experimentar lo terrible de tenerla puesta».
-
Háblanos sobre la temática de la obra y el problema de la violencia contra la mujer
La obra tiene un mensaje muy importante para las mujeres, pero no se trata de una obra en contra de nadie, se trata de una obra a favor de la no violencia a favor del no que quedarse callado. Entonces, ¿cómo no leer la obra y hacerse activista a la no violencia?.
En todas partes del mundo hay mujeres que a través de un hombre es que hemos aprendido a querernos, la única forma de acabar con la violencia y enriquecer esa dignidad del ser humano, es hablando.
Por otro lado, la palabra vagina es fea para casi todo el mundo porque está asociada con el placer y el placer es tabú. Todo lo que es placer es malo. Para mi, con una persona que toque del público para que no se quede callada y abra los ojos y se de cuenta de lo que pasa en su casa, es muy importante. Porque está comprobado que la violencia sexual se comete en el hogar y esta no es únicamente sexual es también psicológica, económica e incluso la indiferencia de la persona.
Ver la obra es realmente liberador y cada monólogo incluso puede permitirle a la persona identificarse con una etapa de su vida. En mi caso lo relacionaba con algún abuso. Cuando Paola contaba la historia del acoso en la camioneta yo decía dentro de mi “¡A mi también me pasaba!”. Y es que una mujer así salga desnuda a la calle no debe ser violentada ni justificar esto con el hecho de un acto violento.
Es cuestión de sentido común, ese es el fin de la obra, entretener y concientizar. Ya es hora que nos dejemos estar violentando los unos a otros. La vagina es el origen de todo y si no fuera por ella no estaríamos aquí».
-
¿Qué le recomiendas a los jóvenes?
«Aprendan a quererse, aprendan a entender que el placer no está mal, que no significa libertinaje que solamente queriéndonos podemos exigir y dar amor sin ponerle etiquetas a nuestros órganos, se llaman pene y vagina tal cual.
Yo tuve la fortuna de tener papás que me apoyaron y me acompañaban sin imaginarse a dónde iba a llegar con todo eso. Mi idea en la vida era ser feliz y en el escenario soy feliz. No digo que hoy en día hago todo lo que quiero, pero no hago lo que no quiero. Una persona no es nada sin disciplina aún si tiene talento. Hasta el mejor diamante se tiene que pulir. Que nunca se te olviden que son solo 5 minutos de fama. Antes de pretender ser primera actriz estudia, ten la sencillez de entender que nunca se debe dejar de aprender, porque te vas a topar con alguien y vas a decir ¡yo no sé nada!.
Claro que hay que querer comerse el mundo, yo soy de las que salgo a la calle con pasión a hacer lo que me gusta, pero esa pasión necesita disciplina. Lucha por ser bueno y sal a comerte el mundo, busca lo que te gusta y te llene, que te guste tanto que lo harías de gratis».