Durante un partido del campeonato femenino de la Federación de Fútbol de Asia Occidental, a una de las jugadoras de origen musulmán se le estaba cayendo su hiyab. Paró de correr para colocárselo antes de que su pelo fuese expuesto y, sin esperarlo, cinco jugadoras del equipo rival fueron a auxiliarla.
Según la tradición musulmana, si una mujer expone su cabeza o pecho en la presencia de hombres, será castigada. Por ello, a pesar de que era la final del campeonato, la jugadora del equipo Shabab Al Urdon no pensó dos veces para cubrirse de inmediato.
Al ver que la futbolista buscaba colocarse rápidamente su hiyab, cinco jugadoras del Shabab Alordan se acercaron a ella para rodearla y evitar que su cabeza estuviese expuesta ante el público.
La futbolista no fue identificada, pero su experiencia ha conmovido a miles de personas y les ha demostrado que los buenos actos no se limitan a las personas que queremos o que conocemos, sino que hay que extenderle una mano a los que lo necesitan.