La libertad de expresión es una amenaza para todas aquellas personas que buscan el poder, especialmente durante una guerra. A pesar de las amenazas y las muertes, muchos comunicadores y periodistas, como Ahati, arriesgan su vida para proteger este derecho fundamental.
Nesar Ahmad, conocido como Ahati, decidió ser periodista en la provincia de Afganistán, Ghor, un lugar en donde ejercer esta profesión es considerado un suicidio. «Mi familia me dijo una y otra vez que era peligroso, pero ya había tomado una decisión y no me retracté», comentó Ahati a El País de los Jóvenes.
«Esta es la tierra para ocultar la verdad, pero intentaremos hacer algo bueno para mejorar la vida de los demás»
Este joven afgano de 23 años aspiró a ser periodista desde que era un niño. Es conmovedor imaginar que un niño quiera arriesgar su vida por defender la justicia y la verdad. Ahati ha sido periodista por seis años y trabaja en un medio de comunicación llamado «Voz de la Justicia», o «Voice of Justice» en inglés.
«Quiero seguir trabajando en esto por el resto de mis días»
Ahati cuenta que ha sido víctima de las amenazas de los talibanes, quienes le advierten que no vaya a publicar algo que podría terminar con su vida. «El trabajo periodístico en Afganistán es extremadamente difícil. Solicitamos ayuda de instituciones y agencias internacionales para ayudar a salvarle la vida a todos los periodistas posibles», explicó Ahati.
«El respeto es un pilar de la vida, ¿no es así?»
Así como la periodista afgana Khalida Rasheed, Ahati se ha unido a la lucha por los derechos de las mujeres en Afganistán. Considera que al igual que los hombres, ellas también deben tener acceso a la justicia.
Más allá de informar, Ahati quiere que Ghor, su provincia natal, encuentre la paz y la justicia después de años de guerra. «Vemos injusticias todos los días y [aún así] continuamos trabajando», mencionó el joven afgano.