Ha explotado una de las noticias tecnológicas más grandes del año: un grupo llamado Anna’s Archive afirma haber descargado y archivado 86 millones de canciones de Spotify. Además, han archivado 256 millones de entradas de metadatos como nombres de artistas, álbumes y etiquetas.
Spotify, que tiene más de 700 millones de usuarios y más de 100 millones de pistas disponibles, confirmó que sí hubo una extracción no autorizada de datos. Además, desactivó las cuentas que participaron en ello, pero aseguró que no se trató de un “hackeo tradicional” a sus servidores internos.
La diferencia es importante: lo que ocurrió fue un “scraping” masivo. Esto significa que alguien automatizó la descarga de enorme cantidad de información. Con técnicas para eludir las protecciones de derechos digitales (DRM), lograron acceder a partes del audio.
Anna’s Archive afirma que los archivos obtenidos representan 99,6% de todas las canciones escuchadas en Spotify. Sin embargo, eso solo cubre aproximadamente el 37% del catálogo total, porque muchas canciones en la plataforma nunca se reproducen.
El grupo describe esta acción como la construcción de un “archivo de preservación” de música, similar a proyectos anteriores que archivaban libros o textos en internet. Según ellos, su objetivo es proteger la música ante posibles pérdidas por desastres, cierres de plataformas o cambios en licencias.
Spotify, por su parte, asegura que no se han comprometido datos personales de usuarios. Además, el acceso indebido se detuvo bloqueando las cuentas implicadas y aumentando las medidas de seguridad contra este tipo de ataques.
El archivo que Anna’s Archive está creando no está subido directamente en Spotify ni en una web central. En cambio, se distribuiría en redes peer-to-peer tipo torrents. Esto significa que cualquiera que tenga suficiente espacio de almacenamiento puede replicarlo o descargarlo. Consecuentemente, esto complica la eliminación total de esos datos si llega a publicarse.

¿Por qué esto importa más allá de “descargar música gratis”?
Esta no es solo una noticia para quienes aman las playlists o buscan un disco raro. La filtración de datos a esta escala tiene implicaciones enormes:
El entrenamiento de inteligencias artificiales:
Expertos advierten que un conjunto tan gigantesco de música y metadatos podría convertirse en un dataset para entrenar modelos de IA que generen canciones, imitaciones de estilos o incluso álbumes completos. Esto podría ocurrir sin permiso de los creadores originales. Este tipo de uso de material con derechos de autor ya ha sido motivo de demandas y debates éticos.
El futuro de la música digital:
Si proyectos como este ganan tracción, se abre una discusión global sobre quién controla la música. Además, se discute si las plataformas de streaming son realmente seguras, y qué pasa con el valor del trabajo artístico cuando el acceso masivo es técnicamente posible fuera de las licencias oficiales.
Impacto en artistas y sellos discográficos:
Aunque Spotify insiste en que sus ingresos no se verán afectados directamente todavía, los sellos y creadores están preocupados. La disponibilidad no autorizada puede reducir ingresos por streaming y complicar licencias futuras. Además, si los datos llegan a usarse de formas no previstas, eso podría modificar contratos y derechos.
Debate legal y cultural:
Anna’s Archive argumenta motivos culturales, pero la mayor parte del sector ve esto como piratería a gran escala. La distinción entre “preservar la cultura” y “violación de derechos de autor” es ahora un tema candente en debates legales y tecnológicos.
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