*Foto de portada vía Wil Loesel
Wil Loesel, un maestro de la Escuela Intermedia de Albemarle Road en Estados Unidos, tenía una excusa válida para dejar la docencia después de ser diagnosticado con linfoma de Hodgkin el año pasado. Sin embargo, el amor que siente por sus estudiantes y su trabajo fue más fuerte que su enfermedad.
Loesel no siempre fue maestro. Trabajaba en una empresa, pero no se sentía feliz y por eso decidió buscar un trabajo que le gustara más que el que tenía. En el 2019 entró a un programa que educa a niños de escasos recursos llamado Teach For America. Desde entonces, ha sido maestro de 117 estudiantes.
Unos meses después de comenzar su nuevo trabajo, Loesel se sentía mal y acudió a un médico. Fue diagnosticado con linfoma de Hodgkin y debía permanecer en el hospital para recibir tratamiento.
Días después de su hospitalización, los niños debían quedarse en casa por la cuarentena del COVID-19 y Loesel encontró la oportunidad para seguir educando a los niños a través de plataformas digitales.
Muchos le han preguntado por qué sigue enseñándole a los niños si se siente mal por las quimioterapias y esto fue lo que explicó en una entrevista:
«Pasé tanto tiempo construyendo confianza con estos niños en los últimos seis meses y ahora todos se están volviendo locos porque no saben lo que sucede, e imagínenme desapareciendo durante estas últimas semanas. Eso sería una locura.
Puedo ver sus caras y emociones. Cuando hago quimioterapia estoy en el hospital cuatro días seguidos, así que puedo hablar con los niños unas horas y recibir mi tratamiento. Los niños son geniales, me siento muy afortunado.»
Definitivamente, necesitamos más maestros como Loesel que se entregan completamente a la educación, sin importar las circunstancias.
