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MAP, el «movimiento activista pedófilo», también es llamado «movimiento del amor hacia los niños», pero de amor no tiene nada. Amar a alguien es querer el bien de esa persona e indudablemente, no hacerle daño. La pedofilia está lejos del amor y lo que busca dicho movimiento es abogar por las personas que se sienten atraídas por menores de edad.
Esta bien aceptar que uno tiene un problema, lo que no está bien es negar que es un problema para seguir comportándose de la misma manera. Las metas del activismo pro-pedofilia incluyen: derogar las leyes de edad de consentimiento, para que no se utilice la edad como un criterio válido para identificar el abuso sexual infantil, y eliminar la clasificación de la pedofilia como una parafilia por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Asociación Americana de Psiquiatría y otras instituciones.
El MAP también promueve el uso de eufemismos como «pedosexual» y «childlover» (amante de niños), para «suavizar» el término de «pedófilo». Cabe cuestionarse si lo que este movimiento está buscando es normalizar el abuso sexual infantil y darle el papel de víctima al abusador.
El problema principal es que el MAP busca que se apruebe legalmente la pedofilia (atracción a niños prepúberes), hebefilia (atracción por los niños pubescentes / adolescentes tempranos) y ephebophilia (atracción a adolescentes tardíos).
«Amor es amor», «uno no puede decidir a quién ama» y «no tienen la culpa de que les guste los niños», son argumentos emocionales que están muy lejos de lo razonable. Claro, muchos dirán que el «amor no es razonable», pero la verdadera pregunta es: ¿amar es abusar de otra persona?
Por supuesto que hay personas pedófilas que quieren cambiar, pero precisamente eso es lo que los diferencia del MAP; saben que su comportamiento no es el correcto y que ellos tienen un problema.
La Organización Mundial de Salud (OMS) describe la pedofilia como un trastorno sexual que se caracteriza por la presencia de fantasías, impulsos o comportamientos sexualmente excitantes recurrentes e intensos relacionados con los niños (por lo general hasta los 13 años de edad).
De nuevo surge la pregunta: ¿esto es amor? Debemos tener mucho cuidado con los argumentos emocionales y cuidar a los niños de estas propuestas que pueden causarles muchísimo dolor y sufrimiento.
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