El físico británico Stephen Hawking, muere los 76 años en la tranquilidad de su residencia en Cambridge. El físico más conocido y reconocido del mundo se fue sin avisar y en plena actividad profesional. Hawking, explicó el universo desde una silla de ruedas y fue uno de los científicos más influyentes y de los más importantes de finales del siglo XX. Tan influyente se convirtió su trabajo que le llevó al reconocimiento mediático y toda una celebridad en los medios académicos y en la cultura popular.
Hawking, cuyo libro «Historia del tiempo», aparecido en 1988, se convirtió en un best seller y lo catapultó al estrellato, dedicó su vida a desentrañar los misterios del universo y, aunque nunca ganó el premio Nobel, era más célebre que cualquiera de los que lo hicieron. A los 22 años, Hawking fue diagnosticado de Esclerosis Lateral Amiotrófica desarrollando toda su carrera científica bajo la sombra de esa terrible enfermedad. 54 largos años de supervivencia, durante los que poco a poco fue perdiendo la movilidad y las funciones musculares de un cuerpo cada vez más débil, Hawking, sin embargo, nunca se rindió. Y combatió con tecnología a todas y cada una de sus carencias físicas.
Ha dejado atrás un legado científico gigantesco. Gracias a sus estudios el Universo cambió para siempre. Estudió los primeros instantes tras el Big Bang, hasta la mismísima singularidad original y formuló una teoría concreta al respecto.
Demostró que los agujeros negros no eran una simple especulación científica, sino objetos muy reales. Los estudió hasta descubrir, gracias a su mente privilegiada, cómo funcionaban y lo que había en su interior.
Ha sido un gran impulsador de la investigación espacial, la búsqueda de la vida sostenible para el ser humano en otros mundos y el estudio de los fenómenos físicos que definen la realidad que conocemos. También ha sido uno de los principales científicos detractores del contacto extraterrestre y sus posibles consecuencias para la humanidad.