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Constantemente nos hablan sobre la importancia del arte: «El arte puede cambiar el mundo.» «El arte es importante para la sociedad.» «Apoyemos al arte.» Lo escuchamos en discursos políticos, en la universidad y en el colegio. Lo escuchamos en la televisión y en la radio. Lo escuchamos tanto que parece un discurso propagandístico.
Aquí es cuando el discurso de la expresión sentimental y emocional comienza. Sí, es importante que nos expresemos. Sí, es importante que la cultura se enriquezca. No lo han repetido tantas veces que ya conocemos esta perspectiva del arte, no es un nuevo descubrimiento.
Nadie quiere decirlo, pero el arte y el dinero son amigos. Creemos que ensuciamos la palabra arte si la relacionamos con el dinero. Suena como una historia de amor imposible en donde el arte es Julieta y el dinero es Romeo. Bueno, aunque no lo creamos, por medio del arte se genera aproximadamente $250 billones de dólares al año y 29.5 millones de trabajos en todo el mundo. Así que si te dicen que te morirás del hambre si eliges ser artista, puedes enseñarles estas cifras del Cultural Times.
Que el arte tenga una perspectiva económica no significa que el aspecto financiero sea parte de su definición. El arte puede existir sin dinero, así como el dinero puede existir sin el arte. No necesariamente están ligados, pero cuando se unen la economía se enriquece más allá de lo material; entran en juego otros bienes intangibles, como el conocimiento y la creatividad.
Ser artista no significa generar ingresos por medio de productos creativos o artísticos. Tampoco significa únicamente dominar las artes plásticas. Todos tenemos la capacidad de ser artistas. Podemos debatir sobre la belleza, la moral y la estética, como requerimientos en el arte, pero por el momento nos enfocaremos en un requisito que no es cuestionable: sin seres humanos, el arte no existiría porque es producto exclusivo del hombre. Lo mismo sucede con la economía; sin seres humanos para intercambiar bienes y servicios, la economía no existiría.
Cuando unimos el arte y el dinero, se genera dos tipos de industrias: la creativa y la cultural. Estas industrias son las que forman parte de un tipo de economía conocida como la «Economía Naranja». Mientras la industria cultural tiene un valor simbólico (artes plásticas, cine, manualidades, diseño de joyas, publicidad, moda, etc.), en la industria creativa se valora el conocimiento (además de los bienes y servicios culturales, puede incluir cosas como el diseño software y servicios en internet).
En el Cultural Times, un estudio sobre el impacto económico del arte, se categorizaron 11 industrias creativas y culturales: publicidad, arquitectura, libros y periódicos/ revistas, juegos y películas, música, artes escénicas, radio, televisión y artes visuales. Estas 11 categorías se estudiaron y de ellas se originaron las cifras mencionadas anteriormente: generan $250 billones de dólares al año y 29.5 millones de trabajos en el mundo.
El arte ha beneficiado a la economía del mundo, pero también ha mejorado la calidad de vida de las personas. No solo ha ayudado a combatir el desempleo generando oportunidades de empleo y creando una entrada financiera para los creativos, también ha ayudado al ser humano en el aspecto integral.
Como dicen: «el hombre no solo es cuerpo», también tiene un aspecto mental y espiritual que el dinero no puede alcanzar por sí solo, pero el arte sí. El arte nos da la oportunidad de expresarnos como queramos: por medio de palabras, melodías, pintura o tecnología. El arte es una manifestación de lo que somos; conecta con nuestra dignidad y libertad. Ganar dinero por medio de algo tan humano e íntegro, nos genera satisfacción y gozo.
Por eso, es que escuchamos ese discurso propagandístico del que hablábamos al principio; porque el arte sí es importante para todos, no solo para el artista.
