*Foto de portada vía Tribuna
Francisco Santana Filho, 68, conocido en las calles brasileñas como «Zezinho», lleva más de 40 años vendiendo helados en las calles de la ciudad de Crato, Brasil. De joven aspiraba a ser reportero de televisión, pero no tuvo la oportunidad de culminar con sus estudios. Ni siquiera consideró aprender a leer y escribir hasta que una niña de 9 años le ofreció enseñarle.
Un día, al salir del colegio, Bárbara Matos fue a comprarle una paleta helada a Zezinho. Le preguntó al vendedor si sabía leer y escribir y él le contesto que no, pero que quería aprender. Sin pensarlo dos veces, Bárbara le ofreció ayudarlo.
Las «clases» ocurren en la puerta del Colegio Diocesano, en el centro de Crato, donde la pequeña estudia. Bárbara le contó a Tribuna que ella intenta hacer que el vendedor escriba palabras simples:
«Yo pongo palabras como ‘casa’ junto a dibujos y letras punteadas, ahí va tratando de adivinar las letras y cubrir los nombres».
El noble gesto de Bárbara ha impresionado a muchos usuarios de las redes sociales, incluyendo a sus amigos, familiares y profesores. Entre los docentes, se encuentra Rizélia Sobreira, quien apoyó a la niña con su asesoría y algunos materiales.
«Yo también me puse a disposición para ayudar, encontré muy bonita esa actitud, la llamé después, le di un libro de caligrafía para mejorar las actividades y tareas con él», dijo Sobreira.
La abuela de Bárbara, Silvana Matos Costa, también se conmovió por el gran corazón de su nieta:
«Es muy gratificante, solo tengo una palabra para decir, que es gratitud, estoy orgullosa y muy emocionada».