«Nunca perdí la fe por un ‘no’ «

*Foto de portada vía Videohive

La fe es tan frágil que en cuestión de segundos la podemos perder solo con que nos digan una sola palabra: «no». Hay momentos en nuestra vida en donde la respuesta a todo es «no». Poco a poco nos quedamos sin fe y perdemos la esperanza de que regresará. La buena noticia es que así como se va, también regresa. Sabrina López, una joven guatemalteca de 21 años, es testigo de esto. 

La historia de Sabrina inicia cuando tenía 16 años y recibió su primer gran «no»: la depresión. No tenía ganas de salir; no tenía ganas de hablar; no tenía ganas de nada. «Era feo, me sentía sola y triste», explicó a El País de los Jóvenes. Sabrina continuó sintiéndose deprimida por años, incluso después de haberse graduado del colegio.

«Mi corazón estaba herido, aparte estaba enferma y deprimida»

Cuando se le preguntó a la joven si había perdido la fe en algún momento la joven mencionó que era difícil y agregó: «Nunca perdí la fe por un ‘no’. [En esos momentos] dije: ‘Yo tengo que creer porque tengo que creer».

Su siguiente «no»  llegó de la forma menos esperada. A la joven le dio una enfermedad en el estómago que no le permitía comer adecuadamente y que le quitaba muchísima energía a su corta edad. 

Foto vía Happier Human

La vida de Sabrina cambió cuando fue a un retiro en el que restauró su relación con Dios. «Le dije a Dios que ya no quería estar enferma. Me recuerdo que me vino un pensamiento que me dijo que ya no tomara las pastillas». Sabrina sintió que Dios la había sanado y cuando fue al doctor, el diagnóstico le confirmó que estaba en lo correcto. 

El último «no» de Sabrina fue académico y económico. No podía continuar sus estudios de inglés porque no podía pagarlos. «Me puse a orar. Yo sabía que Dios iba a hacer un milagro y no perdí la fe», comentó Sabrina. Al día siguiente la oración de Andrea tuvo una respuesta: se le presentó la oportunidad de aplicar a una beca para estudiar inglés. 

Foto vía Beliefnet

De «no» a «sí»

Con el tiempo y la fe intocable de Sabrina, sus «no» se convirtieron en «sí«. «Desde que me volví a reconciliar con Dios ahora todo es diferente», mencionó. «Yo tuve fe [en esos momentos] y dije: ‘Si Dios dijo que eso era para mí, yo lo voy a tener». 

La salud de Sabrina mejoró metal, física, y espiritualmente. Su historia es prueba de que la fe se puede ir, pero una vez regresa y nos aferramos a ella a pesar de recibir muchos «no», con el tiempo todo mejorará

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