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Probablemente cuando eras niño y tu mamá te miraba mascar chicle, lo primero que te decía era: «No te lo vayas a tragar porque se te quedará pegado en el estómago por siete años.» Siete años después, te encuentras en tu cama con insomnio en una noche cualquiera, mirando al techo y preguntándote si por fin tu cuerpo procesó la evidencia de que desobedeciste a tu madre. ¡No te preocupes! Te revelaremos la verdad detrás de este mito y, tal ves, te ayudemos a dormir tranquilo en las noches.
El ingrediente base del chicle proviene de la savia del árbol chicozapote, que crece en el norte de Guatemala, México y Belice. Además contiene endulzante, suavizadores, conservantes y sabores.
El único ingrediente que le es difícil descomponer, al ácido en el estómago y a las encimas digestivas, es la base de goma. El resto de elementos son fáciles de procesar.
Para entender el proceso de digestión del chicle debemos comprender el proceso de la digestión en general. Se basa en tres partes:
Primero masticamos la comida y, en conjunto con la saliva, la descomponemos para ingerirla. Una vez tragamos, los músculos del estómago se contraen para facilitar el recorrido del alimento.
En el caso del chicle, los elementos químicos que componen su base de goma, conocidos como polímeros, no pueden ser quebrados en esta etapa.
Cuando la comida llega al estómago, las enzimas digestivas crean reacciones químicas para descomponer los distintos elementos que contienen los alimentos y convertirlos en nutrientes.
Los ingredientes en el chicle compuestos por carbohidratos, proteínas y grasas se descomponen por medio de las encimas, pero el cuerpo no tiene una encima particular para destruir los polímeros en la goma.
Los ácidos ayudan a que la comida se convierta en una sustancia que pueda recorrer los intestinos.
El ácido del estómago no disuelve los polímeros de la goma, pero sí el resto de los elementos.
Se puede decir que gran parte del chicle sobrevive la digestión, pero eso no significa que se quede siete años en el estómago y mucho menos pegado en las paredes gástricas.
La Sociedad Química Americana hizo un estudio en el que negó la veracidad de este mito. Los científicos mencionaron que sí es más difícil de digerir, pero, aparte de eso, se descompone como cualquier otro alimento.
Tu cuerpo no tiene ningún problema con mover el resto de la goma durante todo el proceso digestivo en uno o dos días, pero no en siete años. Así que no te preocupes, ¡ya no tienes ningún chicle viejo en el estómago!
