La ansiedad está compuesta en gran parte por excesiva preocupación y miedo.
Esa preocupación y ese miedo pueden provocar síntomas físicos, tales como:
- cansancio
- irritabilidad
- problemas para dormir.
En los niños y jóvenes, la ansiedad también suele causar malestares estomacales, lo cual puede derivar en falta de apetito y reducción de la cantidad que se come.
Un bajo peso corporal y una ingesta alimentaria insuficiente pueden empeorar los síntomas de ansiedad.
Los estudios han demostrado que incluso cuando la pérdida de peso o la restricción alimentaria empiezan por otro motivo diferente a un problema con la imagen corporal, toda persona puede desarrollar un trastorno alimentario al perder suficiente cantidad de peso.
Estudios han demostrado que cualquier persona puede caer en un trastorno alimentario, aunque no tenga problemas con su imagen corporal.
Es importante saber que antes de tratar la ansiedad o la depresión, es preciso lidiar con los problemas alimentarios de manera clara e integral, aunque estos no parezcan ser el problema principal.
Es muy importante estar atento a este tipo de trastornos tanto en niños como en jóvenes para evitar que avance y sea más difícil la recuperación.
*Con información de Mayo Clinic