Cuando se construye una relación de pareja es muy fácil que algunas de las dos personas o ambas se enganchen y entren en un círculo vicioso de terminar y volver, terminar y volver. En esos casos ¿cómo saber cuando la relación ya no da para más y es necesario darle un final?
Sigue leyendo y descubre si tu relación ya no tiene una segunda oportunidad.
No puedes perdonar
Es importante que tengas claro los límites personales que tienes. Muchas veces pasan cosas en la relación que con el tiempo cobran fuerza y que se hace más difícil sanar. Si tu relación entró en una etapa de resentimientos, venganzas y desquites lo mejor es que dejes las cosas como están. Si sigues presionando pero sabes por dentro que no vas a poder perdonar a la otra persona, es mejor sanar y seguir adelante por tu camino.
Entraste en el juego de la víctima o victimario
Este juego de egos nunca termina bien. Recuerda que nadie es perfecto y lo único importante es que cada quien asuma la responsabilidad de sus actos sin culpar al otro por todo. Si te encuentras en cualquiera de las dos posiciones o has colocado a tu pareja en alguno de estos, lo mejor es que cada uno se salga de ese círculo vicioso y pase de página.
No aceptas a la otra persona tal como es
Estar todo el tiempo en una lucha constante de cambiar a la otra persona es el error más grande que puedes cometer en una relación de pareja. Y si tu pareja es la que quiere cambiarte, también. Van a terminar agotandóse y echándose toda la culpa porque simplemente la otra persona no cambió. Esto resulta egoísta e intentarlo no va a llevar a arreglar la relación. Piensa en ti y en la otra persona de forma positiva. ¿Realmente vale la pena quedarte con alguien que no te gusta y que sientes que debe cambiar o al revés?.
No puedes comprometerte
Cuando basas tu felicidad en otra persona es muy fácil caer en el juego del victimario y de la persona que culpa al otro. Esto hace que el otro para estar contigo deba hacer las cosas como tu quieres que sean, sin tu pararte un momento a pensar en los defectos que tienes. Para que las cosas funcionen debe haber un compromiso mutuo y si tu no puedes hacerlo porque estás agotado/a o simplemente no estás de acuerdo, lo mejor es dejar las cosas como están.