El Consumo Colaborativo, Economía de la Colaboración o del Acceso como se le llama muchas veces, es la manera tradicional de compartir, intercambiar, prestar, alquilar y regalar a través de la tecnología y las comunidades.
Hoy en día, con los problemas medioambientales que están afectando la tierra, esta forma de vida ayuda a contribuir a la reducción de actividades contaminantes que atenten contra el medio ambiente.
El consumo colaborativo se basa en 3 formas:
Sistemas basados en productos
Pagar por utilizar un producto sin necesidad de adquirirlo. Por ejemplo: compartir automóvil, escuchar música gratis, ver una película por internet, entre otras cosas.
De esta manera se reducen los niveles de consumo de productos que la mayoría de veces contribuyen a la contaminación del planeta.
Mercados de redistribución
Esta forma de consumo colaborativo se enfoca en redistribuir los bienes usados o adquiridos de donde ya no se necesitan hacia algún lugar o alguien que sí los necesita. Como por ejemplo, los grupos en redes sociales para vender o intercambiar ropa, donaciones de libros usados u otras iniciativas.
Estilos de vida colaborativos
De esta manera no solo se podrán compartir o intercambiar bienes materiales, sino cosas como el tiempo, espacio, habilidades y dinero.
Compartir wifi, alojamiento, espacios (coworking), entre otros.
Puede que hayas participado en este tipo de consumo colaborativo y no te hayas dado cuenta, lo importante es que continúes con estas acciones y así reduzcas tu huella contaminante en el medio ambiente.